Descripción
Vio la luz en las orillas de Buenos Aires y Montevideo, hijo bastardo de gauchos, negros e inmigrantes. Prostitutas y cafishios lo bailaron en el burdel, verduleros y lavanderas en el conventillo. Fue mal visto, condenado, interdicto. Pero décadas después, ya refinado, alisado, conocería el lujo de los salones de París, llegaría a la eternidad en el disco y el cine, se convertiría en la marca del Río de la Plata