Huellas que no se borran

Hacia fines de la década de 1960, en Uruguay se vivía un clima de inestabilidad ante la inminencia de una crisis institucional. Es en este contexto que surge la descollante figura de Wilson Ferreira Aldunate, un líder político que motivó a buena parte de la ciudadanía y, en particular, a la juventud.

Entre esos jóvenes, hubo un puñado que recién se acercaría a las urnas por primera vez en 1971. El influjo de Wilson los impulsó a militar en la construcción de un país mejor, desde el llano y sin buscar réditos personales. La derrota electoral no los amilanó, y continuaron su militancia fundando el Movimiento Universitario Nacionalista de la Facultad de Derecho. Allí se conocieron y con el tiempo consolidaron un vínculo que los ha mantenido unidos hasta el presente.

En estas páginas se vuelcan sus relatos y vivencias de ese agitado período que les tocó vivir, de su actuación hacia la restauración democrática y de su servicio al país desde las diferentes posiciones y en las formas en las que cada uno pudo hacerlo.

«Cuando llegaron los tiempos de sombras, ellos optaron por resistir. Y así fraguaron una amistad que es, en uno de sus significados más profundos, una forma de resistencia».